Ese autobús, con olor a toda la gente que sube y baja, que viene y va, que se refugia y se esconde. Esa ventanilla de cristal, empañado por el calor humano, a través de ella, todo un tráfico de vehículos que van y vienen sin importarles el resto, mil historias que probablemente son mucho peor que la que en este momento ronda por tu cabecita loca, pero no, no es así, para ti, la tuya es la peor de todas.
Las lágrimas empiezan a resbalar por tus mejillas, los recuerdos empiezan a florecer, estás volviendo al lugar del que huiste hace ya mucho tiempo, por miedo a ser herida de nuevo. Pero, ¿será lo correcto? Tu familia está ahí, a la que tanto echas de menos, pero, él también está, sabes que estará, que nunca se ha ido, ni se irá, tienes ese presentimiento que nunca falla. Será duro, muy duro, pero es hora de afrontar que se acabó, que el destino quiso que pusierais punto y final a una historia de locos que nunca funcionó.