"Dedicado a todos los que siguen queriendo ser diferentes y luchan contra aquellos que desean que seamos iguales"

16 de enero de 2016

Las perdidas no se superan.

En realidad morir es fácil. Se te para el corazón y ya está. Lo jodido es que se mueran los que están a tu alrededor, mientras tu sigues viviendo, porque eso duele. Morir no.
Las perdidas nunca se superan, ni el tiempo lo cura todo ni todas esas chorradas. Lo único que hace el tiempo es crear costumbre, y el dolor, que es tan intenso al principio, poco a poco se va haciendo tan constante que pasa a formar parte de ti. Como ese lunar que te extraña la primera vez que lo ves, pero que con el paso del tiempo ni te das cuenta de que está, porque ya te has acostumbrado a verlo ahí siempre.
Igual todo esto suene demasiado informal, algo muy serio, como es dejar la vida, explicado con algo tan simple como un lunar, pero ¿si no nos lo tomamos nosotros así, quien va a hacerlo? Ellos ya se han ido, y por desgracia no van volver, ahora nos toca disfrutar a nosotros para que después lo hagan otros en nuestro lugar. 
Suena complicado, es normal. ¿Crees que a mi no me da un pinchazo cada vez que algún recuerdo suyo me invade? Por supuesto. Pero ese pinchazo no va a acabar conmigo. No así.
Ahora el pinchazo es más doloroso. Es doble, pero eso me hace ser fuerte y vivir más. 
Olvidar no voy a olvidar jamás, eso que quede claro. Pero, como el tiempo, se hace costumbre. 
Porque las perdidas no se superan, pero el tiempo ayuda a que consigas vivir sonriendo a esos recuerdos por muchos pinchazos que intenten destruirte por dentro.

Tito, Alberto, os echo de menos.