"Dedicado a todos los que siguen queriendo ser diferentes y luchan contra aquellos que desean que seamos iguales"

5 de noviembre de 2014

Reflexiones de café en mano.

Tanta gente y tan pocas personas. Ese momento en el que entras a tu cafetería preferida, pides tu americano con sacarina, el tamaño más grande que tienen, todo está repleto de gente, si, solo gente. Gente que escribe, gente que ríe, gente que cuenta sus vidas más alto de lo normal, gente que simplemente contempla el día gris a través de la ventana, pero solo eso, gente. Decides sentarte entre toda esa gente y sacar tu portátil, necesitas escribir, desahogarte, contemplas todo aquello, a ese atractivo hombre que da golpecitos en la mesa mientras escucha alguna canción en su iPhone, a ese escritor enfurecido que no le llega la inspiración, a ese chico que mira impaciente su móvil como si esperase la noticia más feliz o más triste de su vida, a ese grupo de amigas que se cuentan mil y una historias, cada cual más surrealista. Tanta gente, y tú tan sola. Decides dar un paso más allá y coges tu móvil, hace mucho que no intentas escribirle de nuevo, saber como está, que ha sido de su vida durante todo este tiempo. Igual te arrepientes después, pero es lo que te dicta tu corazón en ese momento. Escribes, en linea, está escribiendo. Ese hormigueo se apodera de tu estomago, aun no crees que vuelva a empezar todo de nuevo. Ha contestado, no te atreves a mirarlo, sacas fuerzas, quiere verte, necesitáis veros y lo sabéis. Todo ha vuelto a ser como siempre, como al principio, estáis de acuerdo en que, por desgracia, no podéis vivir el uno sin el otro, es así. Y tu sigues ahí, en tu cafetería favorita, llena de gente, solo gente, con tu americano a la mitad, pero con algo nuevo. La soledad ha desaparecido, tu sonrisa ha vuelto a su preciado sitio. Un día gris que empieza a ser algo más bonito. 


24 de octubre de 2014

¿Vienes conmigo a comerte el mundo?

— Me apetece volver, ¿sabes?

— ¿Volver, donde?

— No es donde, es a que. Me apetece volver a mirar unos ojos que brillaban, a conducir gritando esa canción que tanto me gusta, a llorar de la risa y a reirme de lo llorado, a enamorarme de un atardecer, a abrazarnos dando saltos y ponerme perdida de cerveza y ginebra. Me apetece bañarme en la playa un sábado por la noche, fumarme un cigarro a medias, morder unos labios, porque me han hecho gracia, sólo por eso. Saltar de la cama, sin importar como de grande sea la resaca, pasar más tiempo riéndome de todo que buscando un motivo para hacerlo. Comprarme ropa nueva y mancharla, con la cadena de la bici, por ejemplo, conocer gente viajar sin dinero, encontrar un amigo para toda la vida, raparme la cabeza, o dejarme el pelo larguísimo, ¡yo que se! Quiero comerme el mundo y cuando acabe, cuando acabe volver a empezar. ¿Te vienes?




26 de septiembre de 2014

¿Como se sale de Roma?

Si todos los caminos llevan a Roma, ¿cómo se sale de Roma? A veces pensamos demasiado y sentimos muy poco. Mi abuelo siempre decía, que si alguien quiere seriamente formar parte de tu vida, hará lo imposible por estar en ella. Aunque, en cierto modo, perdamos entre pantallas el valor de las miradas, olvidando que cuando alguien nos dedica su tiempo nos está regalando lo único que no recuperará jamás. Y es que la vida son momentos, ¿sabes? Que ahora estoy aquí y mañana, mañana no lo sé. Así que quería decirte que si alguna vez quieres algo, si quieres algo de verdad, ve por ello sin mirar atrás. Mirando al miedo de frente y a los ojos, entregándolo todo y dando el alma, sacando al niño que llevas dentro, ese que cree en los imposibles y que daría la Luna por tocar una estrella. Así que no sé que será de mi mañana, pero este sol siempre va a ser el mismo que el tuyo.
Los amigos son la familia que elegimos y yo te elijo a ti. Te elijo a ti por ser el dueño de las arrugas que tendré en los labios de vieja, y apuesto fuerte por todos estos años a tu lado, por las noches en vela, las fiestas, las risas, los secretos y los amores del pasado. Tus abrazos, así porque sí, sin venir a cuento, ni tener por qué celebrar algo. Y es que en este tiempo me he dado cuenta, de que los pequeños detalles son los que hacen las grandes cosas, que tú has hecho infinito mi límite, así que te doy las gracias por ser la única persona capaz de hacerme llorar riendo, por aparecer en mi vida con esa sonrisa loca, por ese brillo en los ojos capaz de pelear contra un millón de tsunamis.
Así que no, no sé dónde estaremos dentro de diez años, ni sé cómo se sale de Roma, no te puedo asegurar nada, pero te prometo que pase lo que pase, estés donde estés voy a acordarme de ti toda la vida y por eso mi Luna va a estar siempre contigo, porque tú me enseñaste a vivir cada día cómo el primer día del resto de mi vida y eso, eso no lo voy a olvidar a nunca.



Querido amigo.

Recuerdo cuando dijiste, que por lo menos una vez en la vida hay que cambiarle la vida a alguien, como Albert Einstein, que decía, que si te pasas la vida de un pez enseñándole a trepar a un árbol, pasaría el resto de su vida pensando que es un inútil, a eso me refiero, a que todos tenemos un lugar donde ser brillantes, pero el día que la humanidad entienda que el físico es secundario, se dará cuenta de porque de un regalo, siempre tira el envoltorio. Por eso no es la mirada, es quien te mira, como cuando sientes algo que nunca has sentido, y lo mejor es averiguar que es. Y es que muchas de las mejores cosas en la vida son aquellas que nadie ha descubierto antes, como aquel desierto que ahora todo el mundo llama "Las Vegas", o como conectar a todo el planeta entero a través de un hilo y llamarlo Internet, y tranquilo, que no son las veces que te caes, es como te levantas, que merece la pena luchar por aquello que te haga sentir vivo, porque no hay nada que merezca tu alegría que se consiga sin esfuerzo. Prométeme que correrás bajo la lluvia, y demostrarás al mundo entero de todo lo que eres capaz. Que yo ya se que la gente entra y sale de nuestras vidas casi tantas veces como aire respiramos, pero te tienes que quedar con quien te baje las estrellas, y no con quien te haga soñar con ellas. Sabes como reconocer a alguien especial por los abrazos, porque cuando te dan uno de sus abrazos, que hace que se detenga el tiempo, y que suspires profundo deseando que ese instante sea eterno, cuando eso sucede, me doy cuenta que todo es posible, y ahí es cuando me acuerdo de ti, que tendemos a cometer ese grave error, esperar a que ocurra algo tan caótico, que le de la vuelta a la vida para dar el paso, para arriesgarse, probar cosas nuevas, decir te quiero, sentir, enamorarse, vivir.
¿Qué tal un así por que si, porque me apetece, aquí, ahora y contigo? Que al miedo hay que mirarle de frente y a los ojos, y así puedes dejarte llevar por ese puto motor que te late en el pecho, y toda pesadilla tiene su despertar, porque el valor es el resultado de un gran miedo, y tu has llegado a mi vida como los superhéroes, dispuesto a quitármelo. No me rindo, porque se que te prometí que nunca lo haría, solo quería decirte, que tampoco se como se sale de Roma, pero si lo supiera, pasaría todos sus caminos contigo.



16 de julio de 2014

Ahí estábamos los dos.

Ahí estabas tú, tan solitario como siempre, tan risueño en el fondo, tan tuyo, tan con el deseo de que también fueras mío, tan duro por fuera y tan echo trizas por dentro, con tu cerveza sin alcohol, llena de recuerdos de lo que un día fuimos los dos; con tu café descafeinado, nada edulcorado, con el sabor amargo a ese "ya no es lo mismo, debemos dejar de hacernos daño"; con tu sexo sin amor, escondiendo bajo las sábanas ese "necesito algo más de ti, solo un polvo de vez en cuando ya no me llena"; con tu cine sin emociones, sin nada nuevo para nadie, con el guion más que aprendido, con cada palabra estudiada al detalle, con cada risa, cada lagrima, cada beso, cada caricia, ya olvidada; con tu orgullo masticado, pero ese fallido intento de internar tragártelo. Ahí estaba yo, rota por dentro, recordando lo que un día fue de los dos.


25 de junio de 2014

Y se fue diciendo "Te quiero".

Como cada noche, ella se iba a la cama tarde, demasiado a veces, se quitaba la ropa, solo dejando la parte de abajo de su ropa interior y se metía en la cama, cansada más de mente que de espíritu, y se dormía pensando, que quizá sus manos rozarían su cuerpo sin querer, una vez más, o dos o tres.
Le echaba de menos, cada día al despertarse y no oler el aroma a café recién hecho, le echaba de menos cada vez que su cama se le hacia más y más grande, cada vez que al invadir su espacio, la almohada desprendía ese olor a él, a las noches de tanta pasión, a las noches de calma, abrazados, mirando al techo, imaginándose un futuro, que ya no llegaría.
¿Por qué se había ido? ¿Qué fue lo que salio mal? ¿Fue la falta de cariño por su parte, el exceso de él? 
Aún sigue recordando aquella fatídica mañana en la que el olor intenso del café y las tostadas recién hechas le despertaron de su dulce sueño. Abriendo los ojos poco a poco, y encontrando sus ojos, clavados, mirando fijamente su cara, aun somnolienta. 
"¿Qué haces ahí parado?" preguntó ella. 
"Simplemente miro la suerte que tengo de verte despertar cada día." Respondió él. 
Y con un beso apasionado ambos ponen rumbo al pequeño salón del final del pasillo, entre risas y cosquillas, entre abrazos e insultos cariñosos. Entre la más absoluta perfección.
Todo sigue su curso, como cada mañana. Ella decide ducharse antes que él, pero ambos terminan haciéndolo a la vez, no sin antes estallar en un gran momento de pasión, llegando juntos, amándose juntos, comiéndose a besos, disfrutando siempre.
Él mira el reloj. Se hace tarde, se viste lo más rápido que puede, beso fugaz y... "¡Te quiero!" ¿Se lo ha dicho? ¿Realmente le ha dicho te quiero? Era la primera vez que se lo decía él primero. Y sin más dilación, ella queda tumbada en la cama, meditando lo que acaba de pasar antes de que "el amor de su vida" saliese por esa puerta.
Y aquí terminaba su recuerdo, aquí terminaba la última vez que le vio pasar por su vida. Y así, como si nada, desapareció. Y aún no sabe porque, aún no entiende porque se marchó sin decir adiós, porque se marchó diciendo "Te quiero".



19 de junio de 2014

La espera vale la pena.

Hacia tanto tiempo que ella no era así de feliz, tantísimo, que no se acostumbraba a serlo, y por ello, le daba por, de vez en cuando, discutir con la primera persona que pasaba, casi siempre, la que menos lo merecía. Pero todo era cierto, era real, él estaba en su vida y la verdadera felicidad era un hecho. Igual costaría acostumbrarse a esa realidad tan bonita, igual no, pero sabía que había que ir despacio, contando los pasos, yendo hacia delante, con cuidado, sin cometer errores, pero, ¿que sería de la vida sin los errores, tanto pequeños como grandes? Todos de vez en cuando cometemos errores, y ella tenía miedo de que el suyo mandase a la mierda esa felicidad, hasta que por equivocación, tanta precaución se le fue de las manos, cometió un error, un pequeño error, y se dio cuenta de lo bonito que era solucionar esos errores con la persona adecuada. Ya era seguro. Era feliz, él era la causa de su felicidad, y con errores o sin ellos, esperar había merecido la pena. Le encontró a él cuando apenas se encontraba en su reflejo. Se encontraron los dos cuando no se buscaban, cuando se habían perdido. Se encontraron de casualidad, y que casualidad más bonita.



12 de junio de 2014

Lluvia, como recuerdos, golpeando en el cristal.

Llovía mucho, muchísimo, como si de una horrible tempestad se tratase. Las gotas de lluvia golpeaban en la ventana, de manera violenta, como si se hubieran enfadado entre ellas. Ella, sentada en el alfeizar de la ventana, con las piernas pegadas sobre el pecho, abrazándolas con mucha, muchísima fuerza, lloraba desconsoladamente, como si su cuerpo tuviese envidia de ese cielo y quisiera imitar cada gota de lluvia con sus lagrimas. 
Todos los recuerdos que creía olvidados volvían a golpear su mente con fuerza. Él ya no estaba, no iba a volver. Todo se había terminado para siempre, y aunque se hiciera la fuerte, aunque aparentase serenidad, era de esas personas que lo sufren a escondidas, que no sacan a relucir sus sentimientos por el miedo a ser juzgadas de forma despectiva, por miedo a dar pena, y había llegado el momento.
Sabia que lo mejor era no recordar las cosas malas, solo los momentos buenos, que a pesar de todo, a pesar de la forma fea y trágica de marcharse, eran muchos. Ese debía ser su recuerdo sobre él, cada sonrisa, cada desayuno en la cama, cada beso bajo esa lluvia que ahora le devolvía tanta tristeza, cada noche entre las sabanas de una cama deshecha, cada sonido de un despertar a su lado, cada momento en el que él era lo más importante del mundo.
Era injusto, de eso no había ninguna duda. Se lo habían arrebatado de su vida sin ni siquiera poder decirle ni adiós, pero no había vuelta atrás, ese trágico día existía de verdad y formaría parte de su vida para siempre. Él ya no estaba y no iba a volver pasara lo que pasara. 


9 de junio de 2014

Segundas oportunidades.

Casi siempre te valora más aquella persona que no te puede tener que esa persona que te tiene. Y cuando la que te tenía no te tiene, se da cuenta de lo que perdió. Y es lo peor de la vida, lo peor de todo es que, cuando ya no tienes algo, a alguien, cuando realmente lo has perdido, empiezas a apreciar lo verdaderamente grande que era tenerlo a tu lado, lo importante que significaba que estuviese ahí, día tras día, momento a momento... Y ahora todo lo has perdido. Y por mucho que quieras, no hay forma de recuperarlo, ¿o si?
¿Creemos en las segundas oportunidades? Hoy en día todos vivimos a base de segundas oportunidades sin llegar a saberlo. Sin ir más lejos, yo. Hace exactamente unos diciseis dias la vida me dio una segunda oportunidad, podemos llamarlo destino, podemos llamarlo casualidad, yo decido llamarlo felicidad. Porque gracias a esta segunda oportunidad soy feliz, feliz como hacía tiempo que no lo era y eso, queridos amigos, la verdadera felicidad, por mucho que no exista en si misma, esto es algo que se le parece, y es lo mejor que te puede pasar jamás. 
Os animo a aprovechar todas las segundas oportunidades, y a quien no tenga la suerte de tenerlas, les animo a luchar por conseguirlas, porque el 'no' ya lo tenemos asegurado todos, pero, ¿Y si, sí? 
Estamos aquí para vivir de momentos, no para pensar como vivir esos momentos.


3 de abril de 2014

La hora de la verdad...

Ese autobús, con olor a toda la gente que sube y baja, que viene y va, que se refugia y se esconde. Esa ventanilla de cristal, empañado por el calor humano, a través de ella, todo un tráfico de vehículos que van y vienen sin importarles el resto, mil historias que probablemente son mucho peor que la que en este momento ronda por tu cabecita loca, pero no, no es así, para ti, la tuya es la peor de todas.
Las lágrimas empiezan a resbalar por tus mejillas, los recuerdos empiezan a florecer, estás volviendo al lugar del que huiste hace ya mucho tiempo, por miedo a ser herida de nuevo. Pero, ¿será lo correcto? Tu familia está ahí, a la que tanto echas de menos, pero, él también está, sabes que estará, que nunca se ha ido, ni se irá, tienes ese presentimiento que nunca falla. Será duro, muy duro, pero es hora de afrontar que se acabó, que el destino quiso que pusierais punto y final a una historia de locos que nunca funcionó.



28 de marzo de 2014

Nada de medias naranjas.

Estábamos como predestinados a estar juntos, como unidos por algo sobrehumano, una fuerza distinta, sobrenatural, que hacia que, a pesar de todo y de todos, terminásemos juntos, desnudos, en tu coche, en mi cama, en la tuya, o yo que se. El caso era terminar lo que habíamos empezado, llegar a eso tan amado. Pero nada más, no buscábamos nada que nos uniera de verdad, simplemente dejábamos que, llamémoslo destino, nos guiara hasta el mismo sitio. El caso era acabar desnudos. Juntos. Sin importarnos el resto, sin otro sonido que el de nuestra respiración acelerada y nuestro susurros de pasión, no amor, sino pasión. Porque no buscábamos nada más que eso, sin medias naranjas, ni limones, ni ninguna fruta que andase perdida. Nosotros estábamos bien encontrados, porque, destino o no, nos gustaba vivirlo.

26 de marzo de 2014

Menos pensar y más vivir.

Vivimos en un mundo donde nos importa más el que dirán de nosotros a la hora de hacer algo, que si realmente nos hace felices hacerlo.
Tendemos demasiado a guiarnos por las apariencias del resto, los llamados prejuicios, y eso, quizás, hace que nuestro pensamiento se oriente por el pensamiento de los demás cuando no debería ser así, cuando deberíamos ser felices sin depender de nadie, solo haciendo lo que nos gusta, y necesitamos liberarnos de eso, necesitamos vivir, porque si no vivimos nuestra vida al máximo sin pensar en los demás, estamos perdidos, ya que nadie va a vivirla por nosotros.


26 de febrero de 2014

¿Y si lo vivimos todo de verdad?

Volvemos a aquel instante, con tan sólo un olor, una palabra, una canción, una mirada o cualquier otro insignificante detalle, volvemos a recordarlo todo. Y en ese momento, en ese preciso momento de recuerdo, todo es perfecto, de hecho, nos hace sonreír sin querer hacerlos, esa sonrisita tonta que nos brota desde dentro, de verdad, ese pequeño instante de felicidad.
Pero lo malo viene después, cuando te das cuenta de que tan sólo es eso, un recuerdo, un recuerdo que te hizo feliz en su momento, pero que al recapacitarlo de verdad, sientes como te destruye poco a poco.
Es en ese momento, cuando te das verdaderamente cuenta que las cosas sólo pasan una vez, y que ppr mucho que lo intentes nada ocurre dos veces de la misma forma, por eso, es ahora o nunca, o disfrutas cada instante o, querido amigo, estás perdido.




5 de febrero de 2014

Destino o no, vivamos.

Estamos destinados al fracaso. 
Todos a lo largo de nuestra vida vivimos intentado que todo salga bien, que todo vaya según lo previsto, sin saber que el destino está ahí, presente en todos y cada una de nuestras acciones y que, a pesar de todo el empeño que pongamos en cambiarlo, el fracaso de que algo salga mal está siempre presente.
Todos tenemos una meta en común, la felicidad, pero el modo de llegar a ella es tan distinto... El dicho dice que 'el dinero no da la felicidad', pero, ¿es del todo cierto? Cada uno encuentra lo que llamamos 'ser feliz', en diferentes puntos de vista. Unos son felices con poco, otros, sin embargo, cuanto más tienen, más quieren, y su meta queda cegada por el poder y la avaricia. Por eso llegamos a la conclusión de que la felicidad es simplemente vivir, levantarte cada mañana, respirar, una bocanada de aire fresco que nos demuestre que estamos aquí, que es nuestra vida, una vida formada de momentos, unos buenos, otros malos, pero momentos al fin y al cabo, y que están ahí para ser vivido.
Y la verdadera felicidad, permitirme que os diga, está en encontrar el equilibrio entre esos momentos, y buscar la fuerza suficiente para hacer algo bueno de aquellos momentos que hacen que nuestro fracaso nos gane ese pulso entre ser o no ser felices.
En vivir al máximo está el truco.



30 de enero de 2014

Sensaciones.

¿Esa sensación de que no puedes hacer nada, de que todo se va a la mierda sin que puedas evitarlo, esa impotencia de saber que todo se ha acabado y no has tenido la oportunidad de hacer todo lo que estuviera en tus manos para solucionarlo, porque no te ha dado esa opción? Si, esa sensación.
La triste sensación de ver como se te escapa de las manos todo lo que creías perfectamente aferrado, tus sueños, tus momentos vividos, o mejor, vuestros sueños, vuestros momentos, aquellos que pasarán a ser tan solo recuerdos, tristes y dolorosos recuerdos de una vida ya pasada.
Todos esos sentimientos que ahora te vienen a la cabeza, todos tus miedos hechos realidad. Te has ido. Te has marchado sin apenas un 'ya no me importas', un simple 'ya no es lo mismo', un 'ya no siento nada', o tan siquiera, un triste 'adiós'. No, todo se ha acabado sin más, y no he tenido la oportunidad de intentar arreglar algo que ni me había replanteado que fuese mal.
Recuérdame.



11 de enero de 2014

Dímelo y que se acabe todo.

Dime que no me quieres, que me odias, que nunca me echas de menos, que los días que te acuerdas de mi es porque soy una tía fácil, que nunca más vas a volver a llamarme, dime que hay otra que es la que te hace realmente feliz, que tus caricias, tus besos y tus abrazos no significan nada de nada, que cuando me preguntas que tal es para terminar llevándome a la cama sin más.
Dime que se acabó de verdad, para siempre, que no quieres volver a verme nunca ni volver a saber nada de mi, que no te importo nada en absoluto, que tienes la a otra, que la quieres como nunca me has querido a mi. 
Pero ahora todo esto, se valiente, y se capaz de decírmelo mirándome a los ojos, aguantando la mirada, sabiendo que lo sientes de verdad. Cobarde.