"Dedicado a todos los que siguen queriendo ser diferentes y luchan contra aquellos que desean que seamos iguales"

12 de junio de 2015

El tiempo, todo, locura.

Te vi pasar fugazmente y pedí un deseo, pero al cerrar los ojos y pensar ese deseo, recordé que eras tú, y ya te habías ido. Y en ese instante, con los ojos aun cerrados, vinieron a mi mente demasiados recuerdos. Y es que solo me quedan recuerdos. Como por ejemplo lo mucho que me encantas.
Me encanta mirarte sin que me veas, observarte mientras estás
concentrado, serio, ajeno. Y cuando estás de otro modo, me encantas igual. Y así en bucle. 
Y también me viene a la mente aquel te quiero tuyo susurrado. Ese te quiero que vino y se quedó a vivir conmigo. Aquí, bien dentro, para que no se escape y siga haciendo el mismo daño.
Pero es que eso no es lo peor. Lo peor es cuando vuelves. Cuando parece que todo esta bien y que va a ser bonito de nuevo, cuando dice mi sombra que ya no nos parecemos, que por más que me sigue no cuadra el paso. Que ahora encajo contigo. Que tiene celos, dice. Ahí es cuando todo me da un poco de miedo.
Y lo complicado de todo esto es que, como buen enganche, la parte adictiva tira mucho. Y tú a mí ya me has enganchado.
Y así pasan los días y mi vida se va convirtiendo en un espejo de lo que fui, donde cada vez me cuesta más reconocerme. Porque me has cambiado, me has hecho débil a ti y demasiado fuerte al resto. Y es que la confianza que te has llevado, se la has robado a los que mas la necesitan, y eso no esta bien. Es egoísta.
Solo te pido una cosa antes de que vuelvas a marcharte. Apágame la luna que no me deja dormir, y quiero disfrutar un abrazo mas a tu lado.
Se que me lo advertiste: no te enamores. Pero ya tarde, yo también te lo advertí: me he enamorado. De nada sirvieron nuestras advertencias.
Me llenaste la cabeza de recuerdos que nunca llegaremos a vivir juntos. Y eso, a pesar de todo, igual es lo que mas duele.
Como todas las cicatrices, esta también escuece la víspera de los días de lluvia. Y los días de sol. Y cuando el calor aprieta. Y cuando te echo de menos.
Y quizá el problema fue mío, solo mi culpa, y es que te quise como si me fueras a romper el corazón. Y así pasó.
Al final resultó que no es la vida la que me quedaba grande, fuiste tú. Fue tu amor, el que me quedó pequeño.
Pero como dicen, el tiempo, todo, locura.



9 de junio de 2015

Últimamente solo encuentro piedras con las que me gusta tropezar.

No siempre pasa, pero en mi caso si. 
Llegas, de casualidad, sin que nada esté planeado, poniendo todo patas arriba, y te encuentras con una piedra en el camino que hace que te detengas en tu andadura. Estás intrigado, quieres saber como es realmente la piedra, y te paras. 
Observas, e incluso pruebas a ver que tal. Te quedas tanto detenido, que hasta llegas a confiar en que la piedra pasará a ser una metal precioso en cualquier momento. Pero no, nunca llega a pasar. 
Al principio parece que si, que esa piedra en realidad es un zafiro, o incluso un diamante en bruto. Pero a medida que vas profundizando, lo ves. Es tan solo una pequeña capa, un lobo con piel de cordero, una pierda mas con la que solo tropiezas. Pero el problema no es ese. 
El problema viene, cuando a pesar de ver que tan solo es una piedra más, gris, con alguna que otra mancha, pero una puñetera piedra, sin más, una mas con la que tropezar y que sabes que te caerás, te gusta, y te acostumbras a tropezar con ella. 
No siempre pasa, pero a mi si. 
Últimamente solo encuentro piedras con las que me gusta tropezar. 


5 de junio de 2015

Contigo y de ti.

Eres tan desconcertante. A veces parece que si, pero otras veces haces que nada tenga sentido. Se que yo soy difícil, que no hago que la vida sea un campo de rosas, o igual si, pero con millones de espinas.
Me han dicho que te gusta la soledad, al igual que un buen vino bien servido, y que odias el champán.
Me han dicho que en la cama te gusta mandar, pero que fuera de ella, sabes dejarte llevar.
Bien, te propongo un plan, propongo perdernos, solos, tú y yo, sin más. 
Te propongo bebernos hasta reventar, ya sea tú una copa de tinto y yo una de champán. Propongo no salir de la cama para que tu lleves el compás.
Perdernos, si, pero sobre todo dejarnos llevar. 
Pero ahora es cuando me paro a pensar. A pensar que yo he llegado hasta aquí, con la intención de arreglar los destrozos de otra que llegó antes que yo, de otra que sí disfrutó de tus caricias, de tus polvos y de los abrazos de después. 
Y en cambio a mí me tocan los polvos salvajes, que no es que me queje, que el “te quiero para follar” pues oye, no está tan mal, pero ¿y el frío de después?
¿Quien me quita el frío de la cama vacía, de las noches de insomnio, de los domingos grises y de las resacas de invierno? Esto del sexo sin amor, de las copas llenas de alcohol y de las resacas de ron, está bien. Pero luego recuerdo que la culpable de tus destrozos no fui yo, y quiero mas. Lo quiero todo, contigo y de ti.


2 de junio de 2015

Siempre aquí. Conmigo.

Hace ya cuatro meses que te marchaste para siempre, y hasta ahora no he tenido la fuerza de sentarme a escribir sobre ti, sobre lo que ha supuesto todo esto.
He creído que era el momento, y como bien sabes, Tito, soy una chica de impulsos, a veces buenos, y otras no tantos, pero impulsos al fin y al cabo. 
Aun me dueles, y no tú, si no tu ausencia, el saber que nunca más podré escucharte reír, ni cantar, ni podré verte coger tu guitarra y sentirte una estrella, porque lo eras y lo serás.
Creo que lo que mas duele es no haberte podido decir adiós. Aunque pensándolo bien, a ninguno nos gustaban las despedidas. Pero al menos un "Hasta luego, sobrina" si que me habría gustado. Pero no pude, mis problemas me lo impidieron. Pero quiero que sepas que nunca te dejé, jamás.
Porque a pesar de que no pude estar a tu lado en el final del camino, estaba ahí, no de tu mano, como me habría gustado, pero siempre contigo. Te juro que no te abandoné ni un instante. Te lo prometo, Tito.
Y quizá esto suene a despedida, igual es lo que necesitaba, o quizás no. Pero una persona no se puede despedir de alguien que jamás va a marcharse, porque como dicen, "Solo se van para siempre los que caen en el olvido", y te puedo asegurar que no serás uno de ellos. 
Esto mas bien es una forma de darte las gracias. A ti y a todos los que ha. Estado ahí. Porque no te haces una idea de lo que has dejado aquí. No te haces una idea de lo que has hecho en tu vida, ni la más mínima. Solo se, que ahora entiendo tu orgullo al llevar a mi tía de la mano. Jamás he visto una persona mas fuerte. Jamás. Al igual que te digo, que desde donde quiera que estés, sientas orgullo. Verdadero orgullo. Tienes unos hijos de los que sentirlo. Qué suerte la mía tenerlos también. 
Y para terminar, siente orgullo, igual que el que siento yo cuando hablo de ti, en presente, nunca en pasado. Me niego a hablar de ti en pasado, porque aun estas, yo te siento, y con eso basta. 
Tengo muy claro que no hace falta llevar la misma sangre para sentir a alguien de tu familia, y somos un claro ejemplo. 
Te echo mucho de menos, Tito, mucho. Pero pensemos que si esto pasa es porque has dejado huella. Una huella llena de fuerza, de la que hablare a mis hijos, y a todo el que se tercie, porque eres mi ejemplo de superación, de ganas de vivir. Y pienso vivir como tu me han enseñado.
Cabeza alta y adelante.
Gracias, Tito. Nos vemos de cacharritos y guitarra en mano. 
Te quiero.