"Dedicado a todos los que siguen queriendo ser diferentes y luchan contra aquellos que desean que seamos iguales"

2 de junio de 2015

Siempre aquí. Conmigo.

Hace ya cuatro meses que te marchaste para siempre, y hasta ahora no he tenido la fuerza de sentarme a escribir sobre ti, sobre lo que ha supuesto todo esto.
He creído que era el momento, y como bien sabes, Tito, soy una chica de impulsos, a veces buenos, y otras no tantos, pero impulsos al fin y al cabo. 
Aun me dueles, y no tú, si no tu ausencia, el saber que nunca más podré escucharte reír, ni cantar, ni podré verte coger tu guitarra y sentirte una estrella, porque lo eras y lo serás.
Creo que lo que mas duele es no haberte podido decir adiós. Aunque pensándolo bien, a ninguno nos gustaban las despedidas. Pero al menos un "Hasta luego, sobrina" si que me habría gustado. Pero no pude, mis problemas me lo impidieron. Pero quiero que sepas que nunca te dejé, jamás.
Porque a pesar de que no pude estar a tu lado en el final del camino, estaba ahí, no de tu mano, como me habría gustado, pero siempre contigo. Te juro que no te abandoné ni un instante. Te lo prometo, Tito.
Y quizá esto suene a despedida, igual es lo que necesitaba, o quizás no. Pero una persona no se puede despedir de alguien que jamás va a marcharse, porque como dicen, "Solo se van para siempre los que caen en el olvido", y te puedo asegurar que no serás uno de ellos. 
Esto mas bien es una forma de darte las gracias. A ti y a todos los que ha. Estado ahí. Porque no te haces una idea de lo que has dejado aquí. No te haces una idea de lo que has hecho en tu vida, ni la más mínima. Solo se, que ahora entiendo tu orgullo al llevar a mi tía de la mano. Jamás he visto una persona mas fuerte. Jamás. Al igual que te digo, que desde donde quiera que estés, sientas orgullo. Verdadero orgullo. Tienes unos hijos de los que sentirlo. Qué suerte la mía tenerlos también. 
Y para terminar, siente orgullo, igual que el que siento yo cuando hablo de ti, en presente, nunca en pasado. Me niego a hablar de ti en pasado, porque aun estas, yo te siento, y con eso basta. 
Tengo muy claro que no hace falta llevar la misma sangre para sentir a alguien de tu familia, y somos un claro ejemplo. 
Te echo mucho de menos, Tito, mucho. Pero pensemos que si esto pasa es porque has dejado huella. Una huella llena de fuerza, de la que hablare a mis hijos, y a todo el que se tercie, porque eres mi ejemplo de superación, de ganas de vivir. Y pienso vivir como tu me han enseñado.
Cabeza alta y adelante.
Gracias, Tito. Nos vemos de cacharritos y guitarra en mano. 
Te quiero.

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